jueves, julio 26, 2007

El destino del salmón, de Arturo Terán y Mendoza

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"Heredamos dramáticamente/el destino del salmón", dice Arturo Terán en los últimos versos del poema que da título al libro. El salmón, para este autor, no representa indiscriminadmente al género humano, sólo simboliza a aquellos capaces de remar contra corriente, de vencer las adversidades que la vida impone de manera cotidiana.

En especial, este autor joven, dueño de una intuición poetica fuerte, de una amplia cultura y de un oficio que ha dado ya obra notable -tanto en San Pancho Bar, su poemario anterior (2004) como en este que hoy nos entrega-, habla de poetas, de su lucha heróica ante el olvido y la ignorancia.

Sabemos que la poesía es el género literario y artístico que en los últimos años ha perdido más adeptos.Podemos especular sobre las causas, pero lo cierto es que en la actualidad los jóvenes poetas, especialmente, están escribiendo y publicando, muchas veces de manera marginal, para leerse entre ellos mismos.

Es difícil encontrar un lector nato de poesía que no sea, al mismo tiempo, autor de ella. Esto no significa que estemos hablando de un género en vías de extinción, porque, curiosamente, mientras menos lectores hay, vemos que la generación actual de poetas es abrumadora por su número.

Nadie, por culto o vago que sea, tiene una apreciación real de la cantidad de autores que actuamente existen en nuestro país. Nunca como ahora es cierta la frase tristemente célebre del español González de Eslava, que en el siglo XVI se refería a la abundancia de poetas novohispanos: "Hay más poetas que estiércol". En teoría cada poeta es un lector de poesía. Si esto es verdad, no existe tal crisis de lectores, pero es preocupante que la poesía deje de tener una función social, una representatividad, que deje de estar en el gusto y la preferencia de la gente común.

De ello nos habla Terán en El destinos del salmón. El destino, debemos tener presente, como en la mitología, es ineliduble, debemos asumirlo y afrontarlo. Quieran o no los poetas actuales, tendrán que ascender ríos caudalosos, caídas de agua, depredadores y obstáculos que la naturaleza les impone, hasta llegar al origen (la conciencia, la sensibilidad, el humanismo, el sentido estético del hombre) para reproducirse ahí y morir, porque sólo muriendo de esta manera heróica podrá perpetuar su incomprendida especie.
Porfirio García Trejo


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Arturo Terán y Mendoza

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Arturo Terán y Mendoza (Ciudad de México, 1968). Transcurrió su infancia en un bucólico pueblo del Estado de México (Lugar de tortugas, según el toponímico).

Ingeniero civil por la UNAM, transitó de los andamios y el restirador a la construcción de artilugios de palabras donde habita la memoria.

Antes editó Pero me bastan los dedos, libro objeto escrito a mano e ilustrado por él mismo en 2001. En el 200 aparece San Pancho Bar (Ediciones Cuiria/Fridaura).

Figura en las antologías de poesía Hasta agotar la existencia II (Editorial Resistencia, 2003) y 23 años, 23 poetas (Tianguis Cultural del Chopo/Conaculta, 2003).

En cuento aparece en Los mil y un insomnios. Festival del Cuento Brevísimo (Centro Toluqueño de Escritores/Instituto Mexiquense de Cultura, 2006).

Ha sido publicado en diversas revistas literarias y suplementos culturales de periódicos de circulación nacional y local.

Como artista gráfico ha participado en varias exposiciones, tanto individules como colectivas. Viajante inmóvil de la literatura, espera el advenimiento de la locura en los otros para sentirse menos solo.

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