miércoles, septiembre 10, 2008

Asistencia desbordada registra homenaje en BA del escritor Bukowski

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Milenio Diario.

El Universal.

El Financiero

SDP

Notimex. Mar, 09/09/2008 - 22:39

El libro Homenaje a Bukowski. Antología fue comentado por Arturo Arredondo, Guillermo Vega Zaragoza, Arturo Terán, Jorge Contreras Herrera y Juan Carlos Valdovinos, con la moderación de Jesús Vicente García.

Ciudad de México.- El homenaje al tipo indecente, borracho y escritor que fue Charles Bukowski desbordó hoy la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, ante la llegada de un gran número de seguidores-admiradores del estadounidense.

El libro Homenaje a Bukowski. Antología fue comentado por Arturo Arredondo, Guillermo Vega Zaragoza, Arturo Terán, Jorge Contreras Herrera y Juan Carlos Valdovinos, con la moderación de Jesús Vicente García.

Se trata de un volumen de cuentos, poesía y relatos bukowskianos escritos por 22 autores de siete editoriales alternativas. Con el pretexto de homenajear al "gran bestia", un grupo de escritores de diversos orígenes, influencias y estilos se atreve a contar historias de personajes que hacen más que locuras.

Al leer las páginas, el lector se topa, de la manera más cruda, con personajes del inframundo social que fornican, que aman y sufren, enloquecen y brillan; que se devoran a sí mismos y tratan de devorar a los demás para comunicarse, hacer contacto con el otro, en un mundo hecho por ellos.

"Porque en su onda, lo limpio, lo sano, lo bonito, lo decente, se convierte en una categoría del consumo, y en una máscara de la hipocresía, la avaricia, el egoísmo y la descomposición que está haciendo que el mundo se vaya al lugar a donde parece que lo estamos condenando: el retrete", se dijo en la mesa.

Participaron con textos de cantina y crudas fenomenales, Eusebio Ruvalcaba, Arturo Arredondo Carlos Camaleón, Arturo Terán, Esteban Raymundo González, Guadalupe Bucio, Alfonso Morcillo, Jorge Contreras Herrera, Daniel Zen, Juan Carlos Valdovinos y Guillermo Vega Zaragoza, entre otros.

Durante la presentación, Guillermo Vega Zaragoza explicó que la compilación se debe a la unión de varias editoriales, como Fridaura, Café Literario, Valiant 76, El Under, Astromán-X, Los Avengers, y Sangre y Cenizas, quienes tienen en común ser independientes y pertenecer a la llamada escena subterránea.

En la antología, agregó, se encuentra desde prosa poética hasta el ensayo académico, desde anécdotas nostálgicas hasta confesiones inmorales, y desde historias de borracheras hasta relatos de cantina "¿Qué más puedo decir?. Salud!", manifestó un alegre y complacido Vega Zaragoza.

Lo cierto es que la participación del público, numeroso como pocas veces en el señalado recinto, llegó más puntual que nunca. A las siete de la noche, hora pactada para iniciar la presentación, la sala ya estaba llena y los grupos de admiradores de Bukowski, estudiantes en su mayoría, seguían llegando.

Charles Bukowski (1920-1994) es uno de los escritores estadounidenses más famosos de la época reciente, hombre que apostara a la bohemia como forma de vida.

Al término de la presentación, hubo venta del libro y no faltaron los jóvenes que solicitaron el autógrafo a los antologistas que asistieron.

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Cuentos y poemas etílicos

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por Omar Alcántara Islas

Reseña de Literatura del INBA.

Como dice Guillermo Vega Zaragoza en la introducción de este libro: este país era bukowskiano antes de Bukowski (1920-1994). Ya encontrábamos en nuestras palabras –Vega Zaragoza propone a Antonio Plaza como ejemplo– los poemas que aliviaran el vértigo de nuestras crudas, o los relatos que sin rodeos, hablaran nuestro lenguaje más desnudo, el de nuestras calles. Así que Bukowski cayó bien entre nosotros.

En esta ocasión, varios sellos editoriales independientes y de la llamada escena subterránea (Astroman-X, Café Literario, Editorial Fridaura, El Under Ediciones, Los Avengers, Sangre y Cenizas, Valiant 76 y Maestro Zen), en colaboración con Carlos Camaleón, el organizador del Borrachos fest, se han dado a la tarea de recopilar los textos surgidos de las fiestas de sus integrantes.

Homenaje a Bukowski reúne decenas de textos disímiles en su género (lo mismo hay relatos que poemas, e incluso alguna crónica), sus temas (no todos comulgan con la borrachera) y en su calidad; pero que, en la mayoría de los casos, comulgan con la procacidad y la irreverencia que le eran esenciales al bardo estadounidense. Así, la antología cuenta con exponentes talentosos y originales, o en vías de serlo, que saben cómo elaborar un texto. Apreciando la obra en su conjunto, destaca la mar de neologismos intrépidos que recorren estas páginas, desde las palabras de la cuadra al spanglish, aderezados con un olor a desilusión y a nostalgia. Pero ya que son tantos los participantes, reseñaremos sólo algunos de los más destacables.

Álvaro Ernesto Obregón (Astroman X) construye un relato redondo, tenso, de las pasiones enfermizas que llevan a dos hombres a divertirse destazando perros vivos en “5 cámaras para despedir un amigo”. Esta pasión llevará a sus personajes, en sus vacíos, al probable exterminio mutuo. De este mismo autor, como poeta, subrayo “Heavy drinking”, un poema del desencanto, de la soledad y de los cambios irreversibles de la vida.

Por su parte, Daniel Zen escribe la historia de un hombre frustrado por su trabajo en un banco, y después frustrado junto a las personas que creía le serían más cercanas, en “Ilustres perdedores”. Se trata de la prosa más larga del libro, que se resuelve forzadamente cuando el protagonista ingresa como actor al mundo del cine porno mexicano. Se trata de un texto de altibajos, no convincente en su totalidad, pero que en su escritura revela recursos creativos.

Alfonso Morcillo sobresale por el humor y la melancolía de sus textos. Su poema “Chillido”, a modo de versión propia del poema “Aullido” de Allen Ginsberg, es un canto sincero del dolor. Hay ingenio en sus paráfrasis; sin embargo, son sus cuentos “Afore” y “Un trozo de carne” donde mejor se aprecia su talento. Junto a los anteriores, cabe mencionar el breve relato “Rosana”, intermitente, con descuidos graves en la narración, pero bien resuelto al final, de Juan Carlos Valdovinos; así como la pequeña participación de Guillermo Vega y algunos versos –aunque poco bukowskianos– de Aura Carmina Bucio.

Es acertada la inclusión de dos cuentos de escritores de reconocida trayectoria en las letras mexicanas: Esusebio Ruvalcaba y Arturo Arredondo. Cuentos que tienen como tema central el alcohol, y en donde podemos apreciar los cambios en los gustos, no sólo etílicos, sino también artísticos (música, cine), que separan a las distintas generaciones que escriben en este libro.

Herederos de Bukowski en el oficio de los tragos y la escritura, aunque muy a pesar de los borrachos, quizá haya sido Allen Ginsberg el galardonado en los textos de los mejores exponentes de estos colectivos. Suerte para los proyectos de estas editoriales alternativas.

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Rinden homenaje a Bukowski


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por Jesús Alejo

Milenio Diario/Septiembre 10, 2008


Relatos y poemas vinculados con el sexo, el sentimiento de pérdida y la bebida. Todo surge de un encuentro que se da una o dos veces al año: Borrachos Fest.


Una o dos veces al año se reúnen en torno a su figura, sobre todo cuando su organizador, Carlos Camaleón, halla algún material que pueda mostrarse a sus seguidores: al encuentro lo llama Borrachos Fest, donde la guía es la imagen de un hombre que supo concentrar en sí mismo distintos estados límite: Charles Bukowski.

Nada como sentarse con una copa en la mano y el fantasma del escritor estadunidense a su alrededor, tal como lo disfrutan quienes se han convertido en asistentes asiduos a un festejo que comienza por la noche y termina en horas de la madrugada, hasta hay quienes buscan seguir ese ejemplo y siguen su recorrido etílico.

“Carlos le puso Borrachos Fest”, cuenta Guillermo Vega Zaragoza, autor de la introducción de la compilación, “como un homenaje al escritor, donde se reúnen poetas, narradores, performanceros y gente relacionada con el espíritu de Bukowski, con tertulias que duran toda la noche y, en ocasiones, hasta algunos días.

“En ocasiones lo ha hecho en el salón del Hotel Virreyes. A partir de eso salió la idea de juntar a varios de los más asiduos participantes para armar la antología. Son reuniones de amigos y de gente muy cotorra, a la que les encanta la bebida, la literatura y la música, acompañadas de proyecciones de películas o lecturas de poesía. Básicamente se trata de un fiesta que dura casi toda la noche.”

Atmósfera que sirvió para la elaboración del libro Homenaje a Bukowski. Antología de borrachos, en cuya hechura participaron distintas editoriales independientes y del llamado underground, como Astroman-X, Café Literario, Editorial Fridaura, El Under Ediciones, Los Avengers, Sangre y Cenizas, Valiant 76 y Maestro Zen.

La publicación reúne a 22 escritores, algunos ya reconocidos dentro de las letras mexicanas, como Eusebio Ruvalcaba o Arturo Arredondo, junto a gente joven que hace fanzines y revistas, o promotores culturales.

“En los relatos y poemas se refleja cierto tipo de sensibilidad relacionada con experiencias vinculadas con el sexo, la bebida y el sentimiento de pérdida: es como si se formara parte de un grupo de perdedores, de seres que no están integrados al sistema. Buena parte de los autores rondan alrededor de eso con sus escritos, mediante personajes o situaciones similares, siempre inspirados en lo que ha escrito Bukowski.”

La imagen borrosa

Guillermo Vega Zaragoza, quien además del texto de introducción participa con un cuento en la antología-homenaje a Bukowski, reconoce que en los últimos años se ha logrado una difusión más amplia de su obra, luego de haber permanecido en el olvido por las mismas editoriales.

“Aquí en México se conocían más sus novelas y libros de cuentos, pero en realidad él también es un gran poeta, tiene 30 libros de poesía que poco a poco se han traducido y han aparecido.

“Por lo menos desde hace 20 o 25 años comenzó a influir en una generación de autores que ya andamos por los 40, pero ahora también se nota entre los más jóvenes, que ven en él una fuente de inspiración, porque sus temas les tocan muy de cerca.”

Sin embargo, Vega Zaragoza también acepta que esa imagen de outsider, borracho, drogadicto, relacionado siempre a los bajos fondos, lo ha perjudicado, porque pareciera que todo aquel que escribe con esos temas y utiliza palabras altisonantes es bukowskiano.

“Desde otra perspectiva, en México, desde hace un buen rato hemos sido bukowskianos, sobre todo entre ciertos escritores urbanos, que se acercan a esos personajes desesperanzados, que están fuera del sueño de hacerla en la sociedad y figurar en ella.”

Homenaje a Bukowski. Antología de borrachos reúne poemas, cuentos y crónicas, disímiles en la manera de abordar los temas y hasta en la misma calidad de los escritos, si bien sí busca mostrarse la irreverencia de la literatura del estadunidense.

“Se trataba de rendirle homenaje y demostrar la similitud con sus ideas. Aunque hay ciertas cosas que son casi copiadas, otras hablan de una sensibilidad que nos corresponde, de algo que es netamente mexicano.”

Pero más allá de los escritos reunidos en el volumen —presentado anoche, en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes—, las experiencias de las noches en el Borrachos Fest son las que predominan: “Son reuniones en las que a veces terminamos hasta peor que Bukowski. Es raro lo que ahí sucede”, remata Guillermo Vega Zaragoza.

lunes, septiembre 01, 2008

Bukowski toma por asalto Bellas Artes

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La Dirección de Literatura del INBA y Editorial Fridaura

invitan a la presentación del libro

Homenaje a Bukowski
Antología de Borrachos


Un libro de cuentos, poesía y relatos bukowskianos
escritos por 22 autores de 7 editoriales alternativas.

Participan:
Arturo Arredondo
Guillermo Vega Zaragoza
Arturo Terán y Mendoza
Jorge Contreras Herrera
Juan Galindo y
Juan Carlos Valdovinos S
.

Modera: Jesús Vicente García

Martes 9 de septiembre de 2008
19 horas
Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes

(Eje Central y Avenida Juárez,
Centro Histórico, Ciudad de México, Planeta Tierra)

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De la presentación del libro:

“Con el pretexto de rendir homenaje al Gran Bestia, un grupo de escritores de diversos orígenes, estilos e influencias se atrevan a contarnos historias plenas de coitos, de personajes que fornican, que aman y sufren, encloquecen y brillan, que se devoran a sí mismos y tratan de devorar a los demás para tratar de comunicarse, de hacer contacto con el Otro, en un mundo donde lo limpio, lo sano, lo bonito, lo decente, se ha convertido en una categoría más del consumo, y al mismo tiempo en una máscara más de la hipocresía, la avaricia, el egoísmo y la descomposición que está haciendo que el mundo se vaya al lugar a donde parece que lo estamos condenando: el retrete”.


con textos de
Eusebio Ruvalcaba
Arturo Arredondo
Carlos Camaleón
Arturo Terán
Esteban Raymundo González
Guadalupe Bucio
Alfonso Morcillo
Jorge Contreras Herrera
Daniel Zen
Juan Carlos Valdovinos y
Guillermo Vega Zaragoza,
entre otros.

Edición colectiva de
Fridaura
Café Literario
El Under
Astromán-X
Los Avengers
Valiant 76 y
Sangre y Cenizas

martes, marzo 11, 2008

Cincuenta centavos, de Francisco Castañeda Rojano


Sin saber exactamente cómo llegó hasta ahí, de pronto Francisco Castañeda Rojano tenía en su haber una novela: Cincuenta centavos. Se dice fácil, pero no lo es; o cuando menos no tanto.
Porque Cincuenta centavos es una historia emanada de una vida cotidiana implacable y atroz. Neta de Iztapalapa. Incomplaciente. Una vida en la que el desconsuelo, la ilusión vuelta un madrazo en la cara, el infortunio más desgarrador, van de la mano. No hay concesiones en una existencia de esa naturaleza. Y menos se puede escribir de estos temas si no se han vivido en carne propia.
Por eso Cincuenta centavos se siente real. Porque lo es. Porque no hay investigación de campo atrás de ella sino angustias nocturnas, sed de acercarse al otro, fuego inextinguible. Y por eso Francisco Castañeda Rojano la escribió. Porque la traía en sus entrañas. Cincuenta centavos es de esas cuantas, contadísimas y afortunadas novelas que terminan por desbordar a su autor —si no me escribes te engullo, si no me escribes te extraigo la sangre y me la bebo en un cótex—, y cuya frescura, cuyo vigor, cuyo arrojo, siempre son envidiables.
No es común que en medio de la producción literaria encaminada a la venta masiva de libros por encima de la hondura, una novela como ésta vea la luz; menos es común que la vida de los suburbios interese a los editores de ficción literaria. ¿No están ahí las listas de las 100 mejores? Para qué arriesgarse por un autor nuevo, por una propuesta underground. Porque eso tiene esta novela. Estamos hartos de que los mismos escritores contraculturales se pavoneen como héroes culturales. Ahí les va uno de a deveras, cuya única pretensión es que una mujer le abra las piernas con esta historia. Quién quita y se le haga.
Me uno a la celebración de esta novela. Festejo y canto su nacimiento. Para mí, una novela vale leerse cuando toca los sentimientos del alma. Y Cincuenta centavos le habla al alma de los lectores. Yo por eso la leí, y por eso escribo estas líneas. De no haberme conmovido, de no haberme estrujado, ahora mismo estaría viendo la televisión. O fajándome una chava. Quién quita y se me haga.
¡Salud!, Francisco Castañeda Rojano. Felicidades, carnalito. Bienvenido a la comunidad de las hienas literarias. Que lo digo para darte ánimos. No te asustes.
Eusebio Ruvalcaba
…Y con los aplausos para Rita Montaner, se retira el cronista, deja la peña andando, y cruza la calle Martí y el parque —que ya conocen los lectores—, y se encamina a la Casa de la Cultura, a cuyo vestíbulo llegará irremediablemente tarde. Y será en el preciso momento en que, en medio de un gentío, una mujer hermosa, trigueña, de pelo negro y suelto sobre los hombros, inaugura una exposición de compatriotas traída expresamente desde México para esta ocasión. El cronista va descubriendo una larga nómina de artistas mexicanos: David Rivera con un relieve en madera, titulado Loca de loco en su corazón, y Rosa Llescas con un acrílico sobre tela con el título El loco, y Gustavo Medina con un pastel sobre papel reciclado denominado El fantasma de loco, y un grabado, y una xilografía.
La exposición, con curadoría y montaje de Roberto Villasusu y Javier Figueroa, diseño de Aymara Hernández Denis, impresión del propio Jorge Luis Corona Pacheco, director de La Casa ha quedado muy bien. Pero los expositores son más: Marco Antonio Almazán con dos grafitos sobre papel, Carlos H. Vázquez también con un grafito, y Analuz Alejandro Balcázar, y Mónica Estela Molina y Víctor Ortiz. Y Mar Ortega, P.Tus, Gilda Solís, y todos, todos, todos con tempera sobre cartulina, con óleo sobre lienzo, con sanguínea sobre papel reciclado o con técnica mixta, todos, TODOS, con sus obras tituladas con frases vinculadas enigmáticamente con “El Loco”. Ya está a punto el cronista de preguntar quién o qué es El loco cuando repara en más de 30 obras —todas en técnica mixta— y de un mismo artista. O para decirlo con mayor exactitud: una misma artista, Lucero Balcázar. Caricaturas (Juan Rulfo, Lolita Flores, Gabriel García Márquez, José Martí…) y un conjunto de oleos sobre papel: Ya no te acuerdas, Fridamanda, El rey lagarto, La bruja blanca… Y La mujer de loco.
Pero ya en medio del tumulto del brindis, el querido Víctor Montes de Oca lleva al cronista a conocer a la invitada de honor: la dramaturga, escritora, editora y artista plástica Lucero Balcázar, nacida en Ciudad México —quien ha viajado con anterioridad a Santiago de Cuba varias veces— y que ha publicado seis libros entre 1997 y 2006 (María Luciérnaga, Semillas para la ciudad, Piel de poemas, Amores carniceros…), ha montado obras de teatro en la Casa del Lago en México, en el Teatro Macuba en Santiago de Cuba, en el Gran Teatro de La Habana… y cuatro exposiciones individuales de artes plásticas.
Pero… ¿Y El Loco?
La respuesta la recibiría el cronista varios días después, a través del correo electrónico, en la cubierta del libro más reciente de Lucero, con dibujo del artista mexicano Gustavo Medina, y especialmente en la nota de contracubierta de Arturo Terán, quien devela el misterio cuando advierte que se trata de “un ejercicio de creación basado en la imaginería interpretativa de las cartas del Tarot. El Loco, la bitácora del viaje de una mujer artista”, acción esotérica de un equilibrista, porque “todo delirante amoroso busca un equilibrio en las piernas de una mujer a las que considera su casa”.
Y ya lo entiende el cronista: El Loco, el Diez de Bastos, es el arcano mayor, el consultante. Lucero Balcázar pregunta y la respuesta es este libro de 78 poemas, uno por cada una de las cartas que integran el mazo; versiones de los múltiples rostros que tiene El Loco y que se manifiestan en la exposición. (…)
Por: Armando Cristóbal
http://www.cubarte.cult.cu/global/imprimir.php?currenttable=entrevista&anno=&item=5965

lunes, octubre 08, 2007

Fridaura en la Feria del Libro del Zócalo

Editorial Fridaura participará en la VII Feria del Libro del Zócalo que se llevará a cabo del 12 al 21 de octubre de 2007 en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México.

El stand de Fridaura estará ubicado en el espacio de Editoriales Independientes "Julieta Campos".

El sábado 13 de octubre a las 18:30 en el Café Literario de la Feria se llevará a cabo una lectura de poesía con tres de los autores de la editorial: Guillermo Vega, Arturo Terán y Jorge Contreras.

Están todos cordialmente invitados.

Más información en el sitio oficial de la Feria del Zócalo.

jueves, agosto 23, 2007

Presencia de los autores de Fridaura en Pachuca

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Arturo Terán, Guillermo Vega y Jorge Contreras,
a la entrada de la Feria Universitaria del Libro en Pachuca, Hidalgo.

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Aspecto de la presentación en el Café Literario de la Feria
el pasado 12 de agosto de 2007

Isla de Memoria, de Ernesto Olivera Castro

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El poeta está siempre en peligro porque lucha con fuerzas que no conocen el freno. Es como un pararrayos solitario que recoge toda la exhalación del infinito. El poeta está solo. Debe buscar lo heroico y lo divino entre los hombres, y por eso ha de participar de sus miserias. Revelación y silencio son partes de su misión.

Hay poetas que entran con la cabeza descubierta hasta el mismo centro de la tempestad; son los mismos que sin saberlo también cuentan con el corazón puro de un muchacho. Vivir lo heroico de la vida es lo que le espera al poeta que decide vivir la libertad. Para los que viven transidos por el drama exiliar, la patria es el mundo del “más allá”, es tal vez el sueño cobijado e inseguro del que nunca se llegue a despertar.

En los poemas de Ernesto Olivera ninguna palabra está aislada, ninguna es la primera: todas se han escuchado antes. Siempre se ha dicho algo más de ellas, y siempre de ellas falta algo por decir, porque en estos versos, en este aliento, los signos y las señales apuntan hacia lo lejos. Son poemas que hablan de todos nosotros, ese plural tan indefinido que no encuentra cortejo en el diálogo narrativo, y que solamente en versos se asoma y presiente algo que pudiera establecerse como una unidad dialogante.

Parece, sin embargo, que cuando se comienza a sentir eso, hay que volver a partir, y así volver a recordar lo que una vez tuvimos que dejar. ¿Qué se gana entonces? Un soplo, el soplo de un extraño que cree poder entablar un diálogo en su lengua. Lo que resuena como dicha del que se ha quedado sin patria es, en realidad, un destino universal. Ahí es donde la poesía cumple un papel insustituible, porque la experiencia poética alcanza o vislumbra la única universalidad posible, que es la palabra, aunque permanezca aislada, es decir, sin diálogo.

Ernesto Olivera es un ser de la posmodernidad, por eso su tono romántico no suena extemporáneo. Él puede oír lo que la tierra sorda dice y vivir a un mismo tiempo en las abstracciones. Fue un muchacho con los bordes tallados ásperamente, acaso con gracia, siempre con ternura, y arrojado después al mundo, como esas flores que se echan al mar con la ilusión de que un día regresarán para adornar y alegrar nuestras vidas. Si todo el tiempo se mueve en el borde de los extremos, incluso, allí donde nadie lo sospecha, podrá parecer extraño, porque son muy pocos los que pueden saber dónde se encuentran los límites de los sueños. De un lado puede estar la desesperanza y el sinsentido y del otro la plenitud de la vida, que es siempre un ilusión, un viaje hacia lo desconocido. Por eso su poesía es una lámpara, que se enciende y se apaga, que se apaga y se enciende, con una permanencia en la que nunca nos quedamos a oscuras. Por eso, a su alrededor, deberíamos juntarnos todos, en un tiempo en que, para fomento de nuestro miedo cósmico, tantas falsas estrellas se apagan para siempre.

Elena Tamargo

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Ernesto Olivera Castro

Ernesto Olivera Castro (Guanabacoa, Ciudad Habana, 1962). Escritor y poeta. Editor y Promotor Cultural. Maestro de Literatura, Historia del Arte y Periodismo.

Ha obtenido premiaciones en poesía, teatro y guiones de video ficción. Ha publicado cuatro libros de poesía y diversos artículos en revistas y periódicos, y dictado conferencias sobre historia de la poesía en lengua inglesa, indoeuropea, africana y, una revision crítica de la literatura cubana.

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Dos poetas de su tiempo
Por Rodolfo Martínez Sotomayor

Publicado en El Ateje, revista de literatura cubana, junio-septiembre 2007.

Joaquín Gálvez y Ernesto Olivera son dos poetas habaneros, para ser más precisos, digamos que ambos son de Guanabacoa, esa mítica ciudad que ha dado hijos ilustres, desde Pepe Antonio hasta Lecuona, Ignacio Viña o Bola de Nieve, por citar sólo tres.

Guanabacoa, ese "pueblo embrujado", como dice cierta canción popular, haciendo alusión a la proliferación de practicantes de rituales afrocubanos. Ritos que en decir de ambos poetas, desconocen, aunque no tienen prejuicio hacia ellos.

Es muy difícil, que el hombre escape de sus circunstancias. El hombre asume el peso de la historia, como víctima o cómplice de ella, para el artista, formado bajo un régimen totalitario, no hay forma de salir de esos límites estrechos, se es victima, victimario o pretenderá escapar como un ente contemplativo, pero es demasiado definitorio el control social para no sucumbir ante él. Finalmente, siempre se termina en rebeldía o claudicación.

Joaquín Gálvez y Ernesto Olivera, conocen muy bien ese mundo, nacidos ambos en los años sesenta, bajo un aire mefítico de paredones y amenazas megalómanas de volar la isla en pedazos y al mundo si era preciso. Nunca se nos habló de que los tanques soviéticos aplastaron el empeño de esa Checoslovaquia de 1968, que pretendía vanamente instaurar un socialismo con rostro humano. Nunca se nos dijo que Hungría y Polonia habían padecido la misma suerte.

Sólo nuestros ojos recibían el bombardeo constante de imágenes de la guerra de Vietnam, de una Latinoamérica hambrienta que desconocía el glorioso logro de nuestra libreta de abastecimiento y esos tres juguetes anuales que con la sabiduría del estado para conocer la necesidad de todos los niños cubanos, ya que la individualidad, era un prejuicio burgués, eran catalogados como básico, no básico y dirigido. También estaban definidas nuestras máximas aspiraciones, ser como el Che, se nos hacía repetirlo hasta la saciedad, como una imposición de nuestros deseos al fracaso o la afiliación siniestra por una ideología de la muerte, porque el socialismo, se nos decía, era el destino seguro de toda la humanidad.

Ernesto Olivera, hace remembranzas de esa infancia en un poema cuando nos dice:

... Disfrazado en preescolar 1968,/ un paje de corazón!,/ sin soltar la mano de mi padre por la calle/ sin demagogia sin panfleto/ Oso prudencio/ eras el fastidio/ En la vieja televisión Emerson/ Tus consejos para una vida larga/ Eso no se hace, eso sí se hace/ (Tal prudencia destruyó la rebelión/ que me hizo falta de niño)...

Es por eso la tristeza, las canciones: a la rueda rueda de pan y canela/

No es lo mismo una velita que darse candela/ no es lo mismo el ser que se marcha a uno que regresa/ a la rueda rueda de pan y canela/ dame un besito que la soledad me apresa/ la soledad de pan y canela.

Por su parte, Joaquín Gálvez, en su poema Lost Generation, nos resume esa idea frustrante de la realidad cuando nos dice: Todo se hacía en aras del paraíso,/ cuando creer en paraísos/ es arriesgarse a amanecer/ en su cuarto contiguo: el infierno.

Esa visón la tuvo mi generación, que es la misma de los poetas, al despertar un día, en una especie de ciudad sitiada, no habíamos visto a esa multitud pidiendo paredón en los sesentas, los fusilamientos eran la historia oculta por complicidad o por miedo.

Lo más cruel ante nuestros ojos eran los enormes surcos que desyerbábamos después de un "de pié" a las 5 de la madrugada en un maravilloso campo donde trabajábamos desde los doce años, cuando éramos enviados lejos de nuestra familia, para pagar, con "gesto voluntario", claro, ya que al parecer, los niños cubanos adoraban las ampollas en las manos, esa educación gratuita, de la que debíamos estar orgullosos, porque además, se nos decía, era el sueño martiano.

Ahora era distinto, nuestra adolescencia, con los hechos del Mariel, daba por culminada la inocencia política, se nos señalaba que debíamos aprobar los golpes propiciados en las calles para todo aquel que decidiera abandonar el país, nuestros amigos tendrían que dejar de serlo y ya no serían seres humanos para convertirse en lumpens o escorias, ya no se ocultaban para mancillar. La pretendida solidaridad humana del socialismo, la aprendimos entre esa degradación de las turbas en esos días aciagos de 1980.

Se nos había mostrado durante años lo peor del mundo occidental, una niña corriendo entre las llamas quemada por el Napalm y un joven baleado ante las cámaras en Vietnam, eran repetidas en miles de libros, una imagen fílmica de una manifestación dispersa con mangueras de presión y rostros de jóvenes baleados a quemarropa y cubierto de sangres en plena calle bajo el gobierno de Batista, acompañaban siempre cualquier comentario que hacía alusión al pasado, pero ahora, que no ocultaban ese horror cercano, éramos lanzados a la falta de fe política que llevaba al caos.

Ernesto Olivera, en uno de sus poemas, nos ilustra esta sensación cuando nos dice:

Padre nuestro, / no me dejes caer en la tentación de poseer la rosa sólo por vanidad/

te lo ruego/ líbrame del mal uso de palabras/ como democracia, diálogo, libertad, justicia social, divina justicia, barra de abogados, revolución/ jefe de departamento/

guía espiritual, porvenir, talleres literarios/ del servil discurso para treparse al poder (incluye tiranos de izquierda y derecha, maestros burócratas, lideres de huelgas y algunos empleados tuyos) /Líbrame del esfuerzo decisivo rompe huesos/ destructor de sueños.

Joaquín Gálvez, por su parte nos habla del choque de nuestros desvelos de juventud con el pragmático impuesto por los días, en un sitio que no deja espacio para vivir, acorde a nuestro empeño, donde es imposible de hacer prevalecer el sueño codiciado esa ansiedad la resume en sus versos cuando dice Porque la utopía es una isla/ que nunca se dejará habitar,/ otra muchacha que se suicida y nos dirá también Mentira!

Nunca fuimos historia:

Decapitada, histérica guillotina de la historia/ Que sólo ahora existe un retorno a nuestra porción de hierba... Comprenda, nos urge deshabitar el ayuno, todo ese calendario de agonía,/ en que entontecimos aplaudiendo al caudillo.

Adentrados en los ochenta, tal vez por aquello de que ciertos movimientos sociales se respiran en el aire de los tiempos, Cuba no estuvo exenta de esa explosión de rebeldía ocurrida en la Europa Socialista, que iniciaron los jóvenes. En estos años, los escritores que se van gestando, hasta conformar más tarde la llamada generación de los noventa, según mi propio criterio, los podría dividir en tres grupos, el primero, es el de aquellos que se deciden por una literatura de sometimiento. El segundo utilizando la palabra sólo como un fin, eludían todo compromiso, pero es el tercero, y en este ubicaría a Joaquín Gálvez y a Ernesto Olivera en estos años, el que merece una particular atención, prefiriendo permanecer alejados de la cultura oficial, no fabricaron una obra anodina ni panfletaria, se nutrían de la realidad, se alimentaban de la literatura prohibida que buscaban con el placer que provoca lo negado. Sus escritos crecían en las gavetas. En esta época surgen jóvenes que se rebelaban inconcientemente contra las estructuras del mundo constituido, entiéndase Estado, en este caso, sin embargo, no lo hacían impulsados por un cuerpo de ideas que intentaban imponer, sino gratuitamente, surgen los antihéroes, ellos no eran los jóvenes soñados para muchos en el exilio, que darían largos discursos sobre derechos humanos que ni siquiera sabían que existían, eran jóvenes desarrapados que llenaban los parques sedientos de rock, Dexedrina, alcohol y sexo. El estado decía: pélate, ellos adoraban el pelo largo, el estado decía; odia a los Yanquis, y ellos adoraban escuchar estaciones americanas de FM. La policía y ellos mismos se llamaban Free KISS, versión tropical de la palabra en inglés beso libre, Esta especie de Hippismo tardío de los ochenta no es recogido por ninguna literatura oficial, sin embargo, Joaquín Gálvez nos dirá: Yo también fuí gloria de la Betlemania./ En las aulas, no diseminé el incienso del estudio individual (Einstein decidió extirparme la teoría de la relatividad);/ solamente aprobé el pleito del último hit-parade./ Las desavenencias con mis padres/ hicieron que entrara el lodo en mi corazón. Y me fui a dormir a los parques...

Una experiencia personal ilustra este tiempo, divagando en una clase de geografía, escribí en el forro de una libreta los siguientes versos: Hoy estoy sólo,/ siento a mi alrededor el silencio abrupto/ de una juventud consternada y conformista/ veo en la anáfora de los días las pupilas de quienes me rodean y siento amenaza sobre mi rostro, veo amenaza en cada gesto de fariseo con disfraz de estudiante y descifro en sus sentimientos/ una oculta solidaridad. La libreta fue revisada por la profesora, una combativa dirigente comunista, quien me cuestionó aquellos versos y se encargó más tarde de liderar toda una persecución contra mí, que culminó con la expulsión de aquella escuela por diversionismo ideológico.

No lejos de allí, en Guanabacoa, por aquel tiempo, Joaquín Gálvez y Ernesto Olivera junto a otros jóvenes creadores, pretendían hacer un grupo cultural llamado S.O.S. El grupo fue disuelto por la seguridad del Estado, diciéndoseles que ellos no tenían cabida en la cultura del país.

Los poemas de Joaquín Gálvez y Ernesto Olivera, mas que un grito de su tiempo, son también un locuaz canto a la vida, con su carga de angustia existencial, su erotismo como un ancla que nos salva. El amor al mar está en ambos, esa obsesión presente en una generación de balsas y baños en arrecifes, único aliado al anhelo constante de la fuga, o como nos dice Gálvez: Único puente que sobrevive al horror.

El exilio aparece con sus sombras y su oscura libertad Ernesto Olivera nos dirá que El exilio es un barco que se hunde/ una muerte política/ noches de lluvia sobre cubierta/ zumo de naranja agria, flor del pan de harina/ castillos sin espejos...

En su último libro Isla de memoria nos descubre esa mezcla agridulce de la nostalgia, esa angustia de la lejanía y ese extraño magnetismo que nos hace amar al puerto del que escapamos con todas las desgracias y nos dice entonces Bahía de la Habana/ que más quisiera/ tocarte sin permiso/ antes que yo muera.

Joaquín Gálvez, en su último libro, El viaje de los elegidos cabalga más allá de devotos consumistas e idólatras políticos, como un nihilista que se salva a través del verso, con el candor de los primeros sueños, que ni la sociedad ni el tiempo han consumido. Él le pide al tonto que nunca baje de la colina Confínate para siempre en tu catacumba de asombro. Él es el sensible espectador de todas las catástrofes, nos dirá que La lluvia me muestra las cenizas de todos mis cielos sepultados. Con este viaje, nos echamos al hombro la mochila, cargada de esa belleza interna, único alimento para sobrevivir con el poeta, el rocoso camino de la vida.

viernes, agosto 03, 2007

Fridaura en la Feria Universitaria del Libro en Hidalgo

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Presentación-Recital de Poesía


Dentro de las actividades de la XX Feria del Libro Universitario de Hidalgo,
Editorial Fridaura invita a la
Presentación-Recital de Poesía de los libros:

¿Quién soy otro sino tú?, de Jorge Contreras Herrera
El destino del salmón, de Arturo Terán y Mendoza
Desde la patria del insomnio, de Guillermo Vega Zaragoza

La cita es en los Portales de la Plaza Juárez de la ciudad de Pachuca, Hidalgo,
el próximo domingo 12 de agosto a las 18:00 hrs.

Para información sobre la Feria Universitaria del Libro

jueves, julio 26, 2007

¿Quién soy otro sino tú?, de Jorge Contreras Herrera

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Cuando leemos poesía cruzamos el umbral de lo material, entramos en la otredad del poeta, entonces lo leído ya es dicho por nosotros. Esta es una de las propuestas de la literatura, pero Jorge Contreras -poeta radicado en Hidalgo- no se conforma, nos hace testigos y cuenta el devenir amoroso que le provoca la vocación de poeta y del debate con su musa. Él mismo nos lo dice de manera categórica con los siguientes versos: El amor es terribe/ nos engaña a tal grado/ que nos engaña para siempre.

La visceralidad de los versos es la decantación de algo, que quien escribe atrapa al vuelo, pero no porque sea un cazador de palabras, sino porque recuerda o cree recordar. Para Jorge es continuidad personal, trascendencia que genera su propio ritual, razón del poeta que nos hace partícipes del acto iniciático de la poesía. Alimento que transforma.

El carácter órfico de su poesía es consecuencia de su camino de conocimiento, parece a ratos críptica, pero es la invitación que nos otroga para acceder a la sabiduría nupcial de la palabra. El ritual de purificación viene del idioma del fuego, esta connotación se repite a lo largo del pomario: "la purificación tiene lugar a través de una serie de reencarnaciones", nos dice . P. Blavatski, pero en algún momento debe parar el samsara.

En la construcción de sus silencios, Contreras nos convierte en cófrades de su hermandad poética, somos cómplices del mismo delirio/ aún sin conocernos/ compartimos el mismo espíritu, advierte al principio de su libro. En los poemas reunidos en ¿Quién soy otro sino tú?, Jorge nos muestra a un poeta con oficio, consumado "sacerdote de la palabra".
Arturo Terán

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Jorge Contreras Herrera

Jorge Contreras Herrera (Tizayuca, Hidalgo, 1978). Poeta y promotor cultural. Obtuvo el primer lugar en el Certamen Estatal de Poesía 2001 del IHJ/IMJ, y el primer lugar en Certamen Municipal de Cuento Tizayuca 2006. Ha participado en recitales poéticos desde 1998, movimiento que más tarde sería llamado como "La Generación de Los Ablucionistas". En 1999, publicó en coautoría la plaquette Par Lamento y en el 2000 el libro independiente Esbeltez de vino.

Es fundador de la sala de lectura "Los Ablucionistas". De 2004 a 2006 fungió como encargado del Área de Fomento de la Lectura del Estado de Hidalgo. Fue organizador del "Coloquio de Ilusos o Cada Quien su Herida, así como de "CoLectura de Poemas en Voz Alta", que convocó a buena parte de los poetas hidalguenses.

Sus poemas han sido publicados en revistas tales como Generación, Cuiria y Eclosión, entre otras, así como en periódicos de Hidalgo. En 2007 fue antologado en el libro El sol desmantelado. W. H. Auden revisitado.

Algunos de sus poemas han sido musicalizados por el líder de Estación Wadley "Enrique Ramírez Cipactiblues", y realizó el disco de poesía y música electrónica Caricia sintética o Poesía Midi, en colaboración con Dj Dodo.

El destino del salmón, de Arturo Terán y Mendoza

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"Heredamos dramáticamente/el destino del salmón", dice Arturo Terán en los últimos versos del poema que da título al libro. El salmón, para este autor, no representa indiscriminadmente al género humano, sólo simboliza a aquellos capaces de remar contra corriente, de vencer las adversidades que la vida impone de manera cotidiana.

En especial, este autor joven, dueño de una intuición poetica fuerte, de una amplia cultura y de un oficio que ha dado ya obra notable -tanto en San Pancho Bar, su poemario anterior (2004) como en este que hoy nos entrega-, habla de poetas, de su lucha heróica ante el olvido y la ignorancia.

Sabemos que la poesía es el género literario y artístico que en los últimos años ha perdido más adeptos.Podemos especular sobre las causas, pero lo cierto es que en la actualidad los jóvenes poetas, especialmente, están escribiendo y publicando, muchas veces de manera marginal, para leerse entre ellos mismos.

Es difícil encontrar un lector nato de poesía que no sea, al mismo tiempo, autor de ella. Esto no significa que estemos hablando de un género en vías de extinción, porque, curiosamente, mientras menos lectores hay, vemos que la generación actual de poetas es abrumadora por su número.

Nadie, por culto o vago que sea, tiene una apreciación real de la cantidad de autores que actuamente existen en nuestro país. Nunca como ahora es cierta la frase tristemente célebre del español González de Eslava, que en el siglo XVI se refería a la abundancia de poetas novohispanos: "Hay más poetas que estiércol". En teoría cada poeta es un lector de poesía. Si esto es verdad, no existe tal crisis de lectores, pero es preocupante que la poesía deje de tener una función social, una representatividad, que deje de estar en el gusto y la preferencia de la gente común.

De ello nos habla Terán en El destinos del salmón. El destino, debemos tener presente, como en la mitología, es ineliduble, debemos asumirlo y afrontarlo. Quieran o no los poetas actuales, tendrán que ascender ríos caudalosos, caídas de agua, depredadores y obstáculos que la naturaleza les impone, hasta llegar al origen (la conciencia, la sensibilidad, el humanismo, el sentido estético del hombre) para reproducirse ahí y morir, porque sólo muriendo de esta manera heróica podrá perpetuar su incomprendida especie.
Porfirio García Trejo


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Arturo Terán y Mendoza

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Arturo Terán y Mendoza (Ciudad de México, 1968). Transcurrió su infancia en un bucólico pueblo del Estado de México (Lugar de tortugas, según el toponímico).

Ingeniero civil por la UNAM, transitó de los andamios y el restirador a la construcción de artilugios de palabras donde habita la memoria.

Antes editó Pero me bastan los dedos, libro objeto escrito a mano e ilustrado por él mismo en 2001. En el 200 aparece San Pancho Bar (Ediciones Cuiria/Fridaura).

Figura en las antologías de poesía Hasta agotar la existencia II (Editorial Resistencia, 2003) y 23 años, 23 poetas (Tianguis Cultural del Chopo/Conaculta, 2003).

En cuento aparece en Los mil y un insomnios. Festival del Cuento Brevísimo (Centro Toluqueño de Escritores/Instituto Mexiquense de Cultura, 2006).

Ha sido publicado en diversas revistas literarias y suplementos culturales de periódicos de circulación nacional y local.

Como artista gráfico ha participado en varias exposiciones, tanto individules como colectivas. Viajante inmóvil de la literatura, espera el advenimiento de la locura en los otros para sentirse menos solo.